Por: Dag Heward-Mills
He experimentado dos mundos de ministro: ministerio de tiempo completo y ministerio lacio. La mayoría de los pastores solo están conscientes de la existencia del ministerio de tiempo completo. Mi atención es ayudarte a descubrir la realidad de cómo los laicos pueden provocar que la iglesia crezca.
Un laico es alguien que mantiene su trabajo secular y sin embargo está activo en el ministerio de Señor Jesús. Por otro lado, un ministro de tiempo completo es alguien que abandonó su trabajo secular para concentrarse completamente en el ministerio.
Muchos ministros que están en ministerios de tiempo completo no se sienten cómodos con la idea de que los laicos participen en el ministerio. Esto se debe a que quieren mantener el ministerio como algo exclusivo reservado para unos cuantos hombres de Dios que fueron llamados. Algunos ministros de tiempo completo se contentan con mantener a los laicos como meros apoyos financieros.
Los pastores quieren sentirse especiales a medida que cumplen con sus obligaciones ministeriales exclusivas. “¿Por qué un laico habría de hacer lo que yo hago?”, dicen. También piensan: “Después de todo, si puedes hacer el trabajo que yo hago, ¿qué me hace especial? ¿qué me hace a mi (el pastor) diferente si los laicos pueden hacer lo que yo hago?”.
Muchos ministros no están convencidos de que los laicos puedan hacer la obra del ministerio. Yo he tenido pastores que me preguntan: “¿Van a tener tiempo de atender las necesidades del rebaño?” “¿Pueden manejar las emergencias?” “¿Pueden ministrar poderosamente como nosotros lo hacemos?”. La respuesta es ¡SÍ! Yo tuve un ministerio laico durante muchos años y descubrí que esto es posible en la práctica.
Estoy escribiendo este libro para presentarte una alternativa al concepto tradicional de los sacerdotes de tiempo completo que solo están en el templo dedicando su tiempo a Dios. El ministro laico es una clave para el crecimiento de la iglesia. Todas las iglesias que han experimentado un crecimiento fenomenal han aplicado el principio de recurrir a los laicos para el ministerio. Creo que esta es la clave para cumplir con la Gran Comisión. No hay manera de ganar al mundo con unos cuantos sacerdotes y pastores. Todos debemos involucrarnos. Muchas personas deben involucrarse en un nivel ministerial más elevado. Debe haber avivamiento del ministerio laico en la iglesia.
Existe algo que se llama pastor laico, es decir, un pastor que combina ambas cosas: su trabajo secular y también tiene un ministerio. El noventa por ciento de pastores de mi iglesia son laicos. Los pastores de tiempo completo deben sentirse seguros en su posición con el fin de motivar a los laicos para que se involucren. ¡No hay nada místico sobre el ministerio! Hay pastores que quieren que su ministerio esté rodeado de misterio para los miembros de su iglesia sientan que depende de ellos.
Ya es hora de desmitificar el arte de apacentar y pastorear personas porque es algo en lo que muchos pueden involucrarse. ¡Qué bendición para los laicos descubrir que pueden ser útiles en el ministerio! Qué bendición para el pastor cuando descubra que las contribuciones de los laicos pueden hacer que su iglesia crezca.
No estoy diciendo que no haya necesidad de ministros de tiempo completo. Yo mismo soy ministro de tiempo completo. Hay una gran necesidad de ministros de tiempo completo que estén cien por ciento involucrados en la obra del ministerio porque hay cosas que solo los ministros de tiempo completo pueden hacer.
Yo fui pastor lacio
Conocí al Señor a la edad de 15 años en la escuela secundaria. Me volví muy activo desde el día en que entregué mi vida a Cristo. Me involucré en ganar almas y en dar seguimiento a los convertidos. También me involucré en cantar y tocar instrumentos musicales para el Señor.
En la primera fase de mi vida cristiana, no fui un asistente tradicional de domingos en la mañana. En realidad, con trabajos iba a la iglesia los domingos porque mi vida cristiana era tan activa de lunes a sábados ¡que terminaba descansando los domingos! Los lunes y jueves tenía reuniones de oración y estudio bíblico. Los martes y jueves tenía ensayos de música. Los viernes teníamos reuniones de ayuno y oración. Y luego los sábados acostumbrábamos tener un retiro desde las diez de la mañana hasta las seis de la tarde.
Mientras estuve involucrado en estas actividades nunca dejé mis estudios. Completé mis estudios de secundaria con buenas calificaciones y con una distinción: obtuve siete unos (una de las calificaciones más altas de distinción). Ese fue un gran logro bajo cualquier criterio. En el bachillerato fui el más alto de la clase y fui uno de los pocos de la escuela admitido en la Escuela de Medicina. A lo largo de este periodo, estuve completamente involucrado en el ministerio. ¡Predicaba! ¡Ganaba almas! ¡Visitaba personas en sus casas! ¡Daba consejería a muchas personas! ¡Ayunaba y oraba! En su momento determinado, ayuné tanto que estaba tan flaco como un palillo. Incluso un día alguien me preguntó: “¿Crees que te irás al cielo por ser un esqueleto?”.
Nunca se me ocurrió que tenían que pagarme por la obra del ministerio en la que estaba involucrado en el ministerio. Cuando cumplí diecinueve años, estaba completamente involucrado en el ministerio. Tenía muchas ovejas queme respetaban y buscaban mi dirección y mis oraciones. En 1980 era predicador y líder consolidado de Compañerismo de Unión Bíblica. El punto que estoy destacando es que el ministerio es posible junto con otras actividades.
Entré a la universidad en octubre de 1982 y tuve el privilegio de estudiar medicina (una de las carreras más difíciles y que más tiempo toma). Sin embargo, cuando estaba en la universidad, inicie una confraternidad cristiana que todavía existe hoy en día.
Empecé a establecer los fundamentos de una iglesia cuando estaba en cuarto año. Después me convertí en pastor y fui reconocido como tal cuando todavía era estudiante de medicina. Durante ese tiempo nadie me pagaba por trabajar en la obra del ministerio. Tampoco disminuyó mi trabajo académico. Al contrario, me fue extremadamente bien y obtuve distinciones en la Escuela de Medicina. Puse en práctica la sabiduría y sacrifiqué mi tiempo libre para poder involucrarme en el ministerio.
Sacrificio y sabiduría
Estas son las claves para estar en el ministerio laico: sacrificio y sabiduría.
¿Cuál es la principal tarea de un pastor? ¿Llevar a cabo funerales y oficiar bodas? ¡Definitivamente no! No hay duda de que estas son obligaciones de un ministro, pero nos solas principales. Si su ministerio se ha deteriorado hasta tal grado que tus funciones principales son conducir matrimonios y enterrar personas, entonces ¡necesitas leer tu Biblia otra vez! La principal obligación de un ministro es cumplir la Gran Comisión.
Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.
Mateo 28:19-20
La razón por la que se llama Gran Comisión es porque este es el gran mandamiento para todos los ministros. Es triste ver a ministros del evangelio que se ha convertido en meros funcionarios sociales. A veces los pastores están bajo la presión que la sociedad los acepte. Como resultado, quieren hacer cosas agradables que se relacionen con la salud, la educación, etc., de modo que puedan ganarse la aprobación de la sociedad.
El apóstol Pedro estuvo bajo la misma presión de dejar sus obligaciones primordiales e implementar labores precisamente sociales.
En aquellos días, como creciera el número de los discípulos, hubo murmuración de los griegos contra los hebreos, de que las viudas de aquéllos eran desatendidas en la distribución diaria. Entonces los doce convocaron a la multitud de los discípulos, y dijeron: No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios, para servir a las mesas. Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo. Y nosotros persistiremos en la oración y en el ministerio de la palabra.
Hechos 6:1-4
En estas Escrituras puedes ver que la principal obligación de Pedro era orar y ministrar la Palabra. Esto es algo que los laicos pueden hacer.
¡A los laicos se les puede enseñar a visitar y aconsejar a cristianos más jóvenes!
¡A los laicos se les puede enseñar a predicar!
¡A los laicos se les puede enseñar a testificar!
¡A los laicos se les puede enseñar a ministrar la Palabra con poder!
¡A los laicos se les puede enseñar a obtener ganancias espirituales mediante la oración!
Lo que acabo de describir es el trabajo de un pastor. Cualquier lector honesto estará de acuerdo en que un laico puede convertirse en un pastor laico.
Lo que necesitas es una forma automática de capacitar a los laicos de su iglesia para que se conviertan en ministros. No limite a los laicos de su iglesia por ser expertos en otras áreas. No diga que tus médicos, abogados, arquitectos, carpinteros, ingenieros, sastres, albañiles, enfermeras, y secretarias no pueden ser pastores. ¡Sí pueden! Recuerdo haber visitado una de nuestras iglesias pastoreada por una enfermera. Había cientos de personas en la iglesia, y yo le di gloria a Dios por eso. En una casa haya muchos utensilios. Dios está usando todo tipo de personas. No limites a Dios a lo que tú has estado acostumbrado.
Pero en una casa grande, no solamente hay utensilios de oro y de plata, sino también de madera y de barro; y unos son para usos honrosos, y otros para usos viles. 21Así que, si alguno se limpia de estas cosas, será instrumento para honra, santificado, útil al Señor, y dispuesto para toda buena obra.
2 Timoteo 2:20-21
Cuando estaba en el primer año de mi carrera universitaria, me dijeron en la confraternidad cristiana que no podía ser líder porque era estudiante de medicina. Se consideraba que los estudiantes de medicina estaban demasiado ocupados para estar ocupados en la obra del ministerio. ¡Qué desafortunado! De hecho, habían eliminado de la confraternidad a todo un grupo de líderes potenciales.
Esto es lo que hacen muchos pastores. Ven a los médicos de la iglesia y piensan: “Siéntate en silencio, recibe tus sermones dominicales y paga tus diezmos. Sé un médico cristiano agradable y con principios, que no practique abortos, ¡Y agradarás a Dios!”.
Quiero que sepas que un médico también puede agradar a Dios ganando almas. Es cierto que Dios quiere médicos con principios, pero Dios también quiere médicos que ganen almas y hagan la obra del ministerio. Hoy en día, tengo médicos que son dueños de sus clínicas y al mismo tiempo pastorean iglesias con cientos de miembros.
Hay muchos arquitectos que hacen su trabajo durante la jornada completa y son muy fructíferos en el ministerio. Hay pastores que trabajan en un banco y pastorean iglesias grandes. He visto a maestros, farmacéuticos, profesores universitarios, contadores, estudiantes, médicos, enfermeras, oficiales del ejército, funcionarios púbicos, técnicos que reparan el aire acondicionado, expertos en informática, técnicos en reparaciones de PC, empresarios y abogados convertirse en pastores lacios grandiosos.
Muchas personas no pueden creer que nuestra larga lista de pastores sean laicos y que la iglesia nos les pague.
Si los pastores comprendieran que los laicos de la iglesia pueden hacer mucho más que solo dar dinero a la iglesia, sería de gran ayuda para ellos mismos y para la iglesia. De esto trata esta sección: de demostrar cómo los laicos pueden ayudar a que la iglesia crezca.
Por favor no me malinterprete; no todo laico debe convertirse en pastor. Algunos de los laicos pueden funcionar como apacentadores comunes (líderes de grupos celulares). Pero hay otros que tienen el llamado de Dios sobre sus vidas y se convierten en pastores. […]
Muchas personas no invierten en las semillas que dan origen a líderes, pastores y apacentadores. Si siembras las semillas de entrenamiento de líderes, recogerás una cosecha de líderes con buena experiencia. Por eso yo invierto más tiempo con mis líderes, que con la congregación en general.
He escuchado a personas que me critican por comenzar iglesias con pastores que ellos no consideran pastores. No critiques a alguien que ha estado llevando a cabo Campamentos para Apacentadores con el fin de entrenar personas. Más bien hazte una autocrítica por no haber invertido horas entrenando a los laicos de tu propia iglesia para que participen en el ministerio.
Debes motivar a los laicos de tu iglesia para que se conviertan en algo más que en ciudadanos de tu país que tienen principios. Debes motivarlos para que se conviertan en ganadores de almas para Jesús. Debes querer que sean apacentadores del rebaño de Dios y que cumplan con la Gran Comisión.
Estimado laico, Dios tiene un ministerio para ti. Por favor, no te vayas al cielo para descubrir que ni siquiera habías comenzado tu ministerio antes de morir. Toma con seriedad lo que está leyendo y aprende el arte de apacentar y pastorear. Descubre por ti mismo el gozo de servir a Dios como laico.
Tomado del libro: El crecimiento de la iglesia, Capítulo 3, por Dag Heward-Mills